El loco.
Dejó atrás todo, y ahora hace esculturas extrañas que vende a turistas despistados, y aprende trucos de magia que jamás muestra a nadie. Cree tener cosas que contar, reflexiones nunca dichas, nunca escritas, pero nadie quiere oírlo, ni a él le gusta hablar con gente. Antes, cuando era contable, cada día se parecía a otro día, y soñaba con vivir así, pero sin latas de comida y sin frío. Ahora es libre, o algo parecido, y no tiene que explicarse ante nadie, y come cuando quiere y hace lo que quiere. Pero, incluso ahora, cada día es igual al anterior.
Dejó atrás todo, y ahora hace esculturas extrañas que vende a turistas despistados, y aprende trucos de magia que jamás muestra a nadie. Cree tener cosas que contar, reflexiones nunca dichas, nunca escritas, pero nadie quiere oírlo, ni a él le gusta hablar con gente. Antes, cuando era contable, cada día se parecía a otro día, y soñaba con vivir así, pero sin latas de comida y sin frío. Ahora es libre, o algo parecido, y no tiene que explicarse ante nadie, y come cuando quiere y hace lo que quiere. Pero, incluso ahora, cada día es igual al anterior.
Autor: Jordi Cebrián
CRUCE
Cruzaba la calle cuando comprendió que no le importaba llegar al otro lado.
Arturo Pérez Reverte
La bella durmiente y el príncipe
La Bella Durmiente cierra los ojos pero no
duerme. Está esperando al Príncipe. Y cuando lo oye acercarse simula un sueño
todavía más profundo. Nadie se lo ha dicho pero ella lo sabe. Sabe que ningún
príncipe pasa junto a una mujer que tenga los ojos bien abiertos.
MANITO DE
GATO
La falda
bien puesta, un escote que diga “soy hermosa, pero no fácil”. Delineador
moderado, color marrón porque son más de las tres. Cuidado con caerse con los
tacos, no te vaya a pasar como le pasó a Mariana que se dio tremendo porrazo en
la vereda, qué vergüenza más grande. Esta blusa no, porque la usé ayer, qué
dirán si la uso de nuevo. Un peinado casual. Mejor me pongo la falda larga
porque está este jote de la esquina. Listo… A comprar pan.
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